Annerys Javier 100031279
Cuando los progenitores tienen un hijo favorito las consecuencias no siempre son las mejores. Pueden ser negativas tanto para el privilegiado como para quién no lo es.
Es primordial evitar a toda costa el favoritismo, y si existe, es preciso saber disimularlo para preservar la paz familiar, y garantizar el sano desarrollo tanto del predilecto como de los demás.
Cuando en una familia se advierte algún tipo de inclinación, pueden surgir muchos sentimientos encontrados, y precisamente, suele ser el favorito, el más afectado. Los favoritismos que se manifiestan provocan un gran malestar tanto a los hijos como a los padres.
Los hijos que no son los preferidos tienden a experimentar sensaciones como confusión, resentimiento, enfado y baja autoestima infantil. Mientras que el preferido tiende a sentir una gran presión, pues tienen que responder a las expectativas que los padres se crean respecto a él. Por si fuera poco, puede que también le toque el rechazo de sus hermanos, quienes en ocasiones, hasta se confabulan en su contra y queriendo o sin querer, le hacen la vida imposible.
El niño favorito suele ser más cariñoso que sus hermanos, comparte intereses con sus padres o es más fácil de criar y, como consecuencia, hace que sus mayores se sientan mejor.
En otros casos, ese hijo predilecto, suele ser el más intranquilo, el que los padres en su afán de encarrilar por el mejor camino, terminan demostrándole que es el preferido. A veces puede que haya confusión y se le preste más atención porque la necesite. Si es así, hay que dejarlo claro. Una inclinación siempre será vista por los demás hijos como favoritismo, no importa la causa.
Según un estudio dirigido por Katherine Conger, profesora de Desarrollo Humano y Estudios Familiares en la Universidad de California, el 65% de los padres y el 70% de las madres revela una preferencia por uno de sus hijos, la mayoría de las veces hacia el mayor.
El equipo de Conger analizó 384 pares de hermanos y a sus padres, con observaciones a lo largo de tres años. Este trabajo fue uno de los principales en los que se basó la revista Time para el reportaje titulado ‘Por qué a mamá le gustas más tú’, al que dedicó su portada de octubre de 2011.
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EL FAVORITISMO PUEDE ACABAR EN TRAGEDIA
TESTIMONIO: Juana (nombre ficticio) admite que siente debilidad afectiva por uno de sus hijos. En total tiene tres. Los otros dos lo han notado y su reacción ha sido la esperada en estos casos: reclamo a la madre, y en ocasiones, hasta rechazo. Ambos asumieron un comportamiento de rebeldía y resentimiento con los que perturbaron la paz familiar. Uno de ellos se dejó atrapar por un sentimiento de rechazo muy fuerte y terminó acabando con su propia vida. El padre trató de equilibrar las cosas, pero no pudo con la depresión de su vástago.
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