Cruz de los Santos
El proceso de investigación
constituye una introducción clara, sistemática y completa al fascinante campo
de la investigación científica, que resulta por ello de gran utilidad para
docentes y estudiantes, así
como para todos aquellos que deseen iniciarse en la tarea de comprender
científicamente el mundo contemporáneo.
Este libro me ha deparado
más sorpresas de las que puede imaginar el lector: nunca pensé que las guías
que en principio publicara para limitados grupos de estudiantes podrían
integrarse en un texto universitario, ni que éste, andando el tiempo, se
convirtiera en una especie de referencia obligada para muchos miles de personas
en diversos países de Latinoamérica. Creo poder afirmar que toda una generación
de estudiantes se ha apoyado en estas páginas, imperfectas sin duda, para
iniciarse en el complejo camino de la investigación científica.
El objetivo principal de
este texto es presentar, en forma clara y completa, una guía básica para
quienes se inicien en la aventura de la investigación científica. La ciencia,
como forma de conocimiento que predomina en el mundo contemporáneo, es creada
por una labor multifacética que se desarrolla en centros e institutos, en
universidades, empresas y laboratorios. Ese de investigación, cuyo producto es
el conocimiento científico y tecnológico que de modo tan profundo ha cambiado
nuestro modo de vida, posee la peculiaridad de requerir -a la vez- creatividad,
disciplina de trabajo y sistematicidad.
Lo que distingue a la investigación científica
de otras formas de indagación acerca de nuestro mundo es que ésta se guía por
el denominado método científico. Hay un modo de hacer las cosas, de plantearse
las preguntas y de formular las respuestas, que es característico de la
ciencia, que permite al investigador desarrollar su trabajo con orden y
racionalidad. Pero el método, como se verá en las siguientes páginas, no es un
camino fijo o predeterminado y menos aún un recetario de acciones que se siguen
como una rutina. Porque el conocimiento científico no se adquiere por un
proceso similar al de la producción de bienes en una cadena de montaje sino que
se vadesarrollando gracias a la libertad de pensamiento, mediante la crítica,
el análisis riguroso, la superación de los errores y la discusión. Por ello es
que el método ni es obligatorio, en el sentido de que si no se lo sigue de una
determinada manera nos aguarda inevitable el fracaso, ni es tampoco garantía
absoluta de que se arribará a un resultado exitoso.
Este libro, como ya lo he
indicado, tiene un carácter deliberadamente troductorio. No se discuten en él
los problemas más complejos de la metodología, ni se exponen en detalle algunos
temas que sólo podrían porque está dirigido especialmente a quienes se inician
en el campo de la investigación científica, a estudiantes, profesores y
profesionales de todas las disciplinas. Por eso he preferido, siempre que ha
sido posible, la claridad y el rigor al lenguaje re profundidad de sólo algunos
de sus aspectos. Quien necesite ahondar en presenta
un exterior inerte, y sin embargo está cargada de una energía, las personas
afirman que hecho esto o aquello, pero puedenestar confundidas o faltar a la
verdad. estos complejos problemas
tiene a su disposición, en la bibliografía que se ofrece al final, un conjunto
de valiosas obras donde realizar más específicas consultas.
Los capítulos iniciales
constituyen, una introducción breve y general a los temas propios de la
metodología y no son imprescindibles para quien posea apropiados conocimientos
filosóficos. Sólo pretenden advertir que los problemas técnicos e
instrumentales de la indagación científica no pueden desvincularse totalmente
de los enfoques epistemológicos que la orientan. Son, por lo tanto, un
recordatorio especialmente diseñado para auxiliar el trabajo docente y no una
exposición sistemática, pues ésta la he desarrollado con mayor profundidad en
otro libro.
Se van desarrrollando los temas carpitulos por
capitulos que a su vez se podrian representar las etapas ideal, es decir, se va
exponiendo un modelo abstracto de investigación en sus diferentes partes
constitutivas, respetando un orden que destaca la lógica propia del
proceso,pero que no es, como no me cansaré de advertir, la secuencia temporal y
concreta que sigue un investigador en la vida real. Lo referente a la
presentación de los resultados de la investigación se trata, en este texto, deun
modo bastante sumario, pues he abordado dicha problemática extensamente en otra
de mis obras metodológicas, Cómo Hacer una Tesis. Al final de cada capítulo se
presentan algunos ejercicios que pueden resultar buenos motivos de reflexión
para el lector y que pretenden facilitar el trabajo de los docentes. A estos
últimos, en especial, está dirigido el capítulo final de la obra.
Para abordar con provecho
el estudio de la metodología científica es necesario situarse, previamente, en
el contexto en que ésta adquiere su sentido. La metodología, como veremos más
adelante, [V. infra, 2.3.] no es realmente una ciencia, sino un instrumento
dirigido a validar y a hacer más eficiente la investigación científica. Esta, a
su vez, es la actividad que alimenta un singular tipo de conocimiento, la
ciencia. Por tal razón no esposible estudiar la metodología como disciplina si
no se posee una comprensión mínima sobre ciertos problemas relativos al
conocimiento en general y a la ciencia en particular.
A este objetivo dedicaremos
en consecuencia los dos primeros capítulos de esta obra: revisaremos
algunos conceptos y nociones basicas del
campofilosofo, la cual suele llamarse:
epistemologia o teoria del conocimiento. Tratando dar un conocimiento razonable del tema ya
tratado.
El conocimiento como
problema
En nuestra vida cotidiana, en el trabajo, los
estudios o la constante interacción
social, adquirimos y utilizamos una inmensa cantidad de conocimientos, tan
variados como el universo mismo: sabemos cual es la llave que abre la puerta de
nuestra casa y cómo cambia el semblante de la persona que amamos, aprendemos
cuantos electrones orbitan en un átomo de helio o la fecha en que fue fundada nuestra
ciudad. El conocimiento se nos presenta como algo casi natural, que vamos
obteniendo con mayor o menor esfuerzo a lo largo de nuestra vida, como algo que
normalmente aceptamos sin discusión, especialmente cuando lo adquirimos en la
escuela o a través de medios escritos de comunicación. Reflexionando sobre
estos casos encontramos que es posible hacerce una pregunta, tal que cambia por
completo nuestra actitud ante los conocimientos que tenemos: ¿cómo sabemos lo
que sabemos? podemos adquirir que ya sabemos.
sobre estos
casos encontraremos que es posible
hacerse una pregunta, una pregunta tal que cambia por completo nuestra actitud ,
ante encontraremos que es posible
hacerse una pregunta o simplemente
podemos adquirir en que nos basamos para afirmar una determinada
afirmación. parezcan indicarnos claramente una respuesta podremos estar seguros de lo que vemos, oímos y sentimos?
Porque el sol parece girar alrededor de nuestro planeta, y sabemos que
eso no es cierto, la presenta un exterior inerte, y sin embargo está cargada de
una energía, las personas afirman que hecho esto o aquello, pero pueden estar
confundidas o faltar a la verdad.
Al llegar a
este punto podemos entonces vislumbrar determinada afirmación? )Cómo sostener que algo es
verdad, por ejemplo, si no hemos podido comprobarlo directa y personalmente, o
si tenemos sólo una información parcial al respecto? Y más todavía, aun cuando
nuestros sentidos parezcan indicarnos claramente una respuesta )podremos
siempre estar seguros de lo que vemos, oímos y sentimos? Porque el sol parece
girar alrededor de nuestro planeta, y sabemos que eso no es cierto, la materia
presenta un exterior inerte, y sin embargo está cargada de una tremenda
energía, las personas afirman que han hecho esto o aquello, pero pueden estar
confundidas o faltar a la verdad
Surge entonces una primera distinción que es
preciso resaltar y tener siempre en cuenta: no debemos confundir una afirmación
respecto a un hecho o a un objeto, con el proceso mediante el cual se ha
obtenido tal conocimiento,
es decir, que nos ha permitido llegar a dicha
afirmación. En otras palabras, aquello que dice un profesor o que dice un libro
o un periódico digamos, por ejemplo, que la economía de cierto país ha crecido
4% en el añoB es una afirmación que, cierta o falsa, nosotros podemos recordar
y utilizar; es, por tanto, un conocimiento, que recibimos si se quiere de un
modo pasivo, y que incorporarnos y relacionamos con otros que poseemos de
antemano..
Cuando
comenzamos a preocuparnos acerca del modo en que se ha adquirido un
conocimiento.
Conocimiento como proceso
El hombre parece haber estado siempre preocupado
por entender y desentrañar el mundo que lo rodea, por penetrar en sus
conexiones y en sus leyes, por atisbar hacia el futuro, descubriendo las
relaciones y el posible sentido de las cosas que existen a su alrededor. No
podemos aquí discutir por qué ocurre esto, ni resumir tampoco las varias
teorías que se han adelantado sobre el tema. Puede resultar útil, al menos,
intentar una breve digresión.
El ambiente que la rodeaba para sobrevivir y desarrollarse, fue
necesario también que comprendiera la naturaleza y las mutaciones de los
objetos que constituían su entorno. Tareas que a nuestros ojos resultan tan
simples como edificar una choza, domesticar animales o trabajar la tierra, sólo
pudieron ser emprendidas a luz de infinitas y cuidadosas observaciones de todo
tipo; el ciclo de los días y las noches, el de las estaciones del año, la
reproducción de animales y vegetales, el estudio del clima y de las tierras y
el conocimiento elemental de la geografía fueron, indudablemente,
preocupaciones vitales para nuestros remotos antecesores.
El conocer, entonces, surgió entonces, surgió
trabajo de los hombres como un instrumento insustituible en su relación con un
medio ambiente al que procuraban poner a su servicio. Pero, según las más
antiguas narraciones que poseemos, el pensamiento de esas lejanas épocas no se
circunscribió exclusivamente al conocimiento instrumental, aplicable
directamente al mejoramiento de las condiciones materiales. Junto con éste apareció
simultáneamente la inquietud por comprender el sentido general del cosmos y de
la vida. La toma de conciencia del hombre.
Diferentes tipos de conocimiento
A partir de
lo anterior será posible apreciar con más exactitud el propósito de nuestro
libro: presentar una visión de conjunto del proceso mediante el cual se obtiene
el conocimiento científico, es decir, de un tipo particular de conocimiento que
se alcanza, como decíamos ya, por medio de una actividad que denominamos
investigación científica.
Si concebimos al hombre como un ser complejo,
dotado de una capacidad de raciocinio pero también de una poderosa afectividad,
veremos que éstetiene, por lo tanto, muchas maneras distintas de aproximarse a
los objetos de su interés. Ante una cadena montañosa, por ejemplo, puede
dejarse llevar por sus sentimientos y maravillarse frente la majestuosidad del
paisaje, o bien puede tratar de estudiar su composición mineral y sus
relaciones con las zonas vecinas; puede embargarse de una emoción indefinible
que le haga ver en lo que tiene ante sí la obra de Dios o de un destino especial
para sí y el universo o también puede detenerse a evaluar sus posibilidades de
aprovechamiento material, considerándola como un recurso económico para sus
fines.
Lo anterior tiene por objeto demostrar que el
conocimiento científico es uno de los modos posibles del conocimiento, quizás
el más útil o el más desarrollado, pero no por eso el único, o el único capaz
de proporcionarnos respuestas para nuestros interrogantes. Y es importante, a
nuestro juicio, distinguir nítidamente entre estas diversas aproximaciones para
procurar que ningún tipo de conocimiento pueda considerarse como el único
legítimo y para evitar que un vano afán de totalidad haga de la ciencia una
oscura mezcla de deseos y de afirmaciones racionales.
El conocimiento científico y sus características.
Como toda actividad humana, la labor de los
científicos e investigadores está naturalmente enmarcada por las necesidades y
las ideas de su tiempo y de su sociedad. Los valores, las perspectivas
culturales y el peso de la tradición juegan un papel sobre toda actividad que
se emprenda y, de un modo menos directo pero no por eso menos perceptible,
también se expresan en la que esto interesa señalar aquí que la ciencia debe
ser vista como una de las actividades que el hombre realiza, como un conjunto
de acciones encaminadas y dirigidas hacia determinado fin, que no es otro que
el de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que lo rodean. [V.
Bunge M., La Ciencia, su Método y su Filosofía, Ed. Siglo Veinte, Bs. Aires,
1972; N. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía; Nagel, Ernest, La Estructura
de la Ciencia, Ed. Ariel, Barcelona, 1978, y nuestro ya citado Los Caminos de
la Ciencia, entre la mucha bi- bliografía existente.]
La ciencia es una vasta empresa que ha ocupado y
ocupa una gran cantidad de esfuerzos humanos en procura de conocimientos
sólidos acerca de la realidad. Tratar de elaborar una definición más precisa
sería tarea evidentemente ardua, que escapa a los objetivos de estas páginas.
Entrando más de lleno en la determinación de las
características principales del pensamiento científico habremos de puntualizar
que éste se ha ido gestando y perfilando históricamente por medio de un proceso
que se acelera notablemente a partir de la época del Renacimiento.
Objetividad: Aspiración a conocer los objetos con
independencia de valoraciones subjetivas o personales.
Racionalidad: Actitud de la persona que actúa de
acuerdo con la razón y no se deja llevar por sus impulsos.
Sistematicidad: se refiere a la forma ordenada de
como debe avanzar el proceso investigativo, conforme a un plan previamente
concebido.
Clasificación
de las ciencias
Las ciencias que se ocupan de objetos ideales, y en
las que se opera deductivamente, como las matemáticas o la lógica, son las
llamadas ciencias formales. Las ciencias que se ocupan de los hechos del mundo
físico, en cualquiera de sus manifestaciones, son las que llamamos ciencias
fácticas, para distinguirlas así de las anteriores, incluyéndose entre ellas a
la física, la química, la biología, la sociología.
Las ciencias que tratan de los seres humanos, de su
conducta y de sus creaciones son, en principio, también ciencias fácticas.
Entre ellas cabe mencionar a la psicología, la historia, la economía, la
sociología y muchas otras. Pero, como cuando estudiamos las manifestaciones
sociales y culturales necesitamos utilizar una conceptualización y unas
técnicas de investigación en parte diferentes a las de las ciencias físico-naturales,
se hace conveniente abrir una nueva categoría que se refiera particularmente a
tales objetos de estudio.
Se habla por eso de ciencias humanas, ciencias
sociales o de ciencias de la cultura, como una forma de reconocer lo específico
de tales áreas de estudio y para distinguirlas de las que suelen llamarse
ciencias naturales (llamadas también ciencias físico-naturales o, con menos
propiedad, ciencias exactas.
La división entre ciencias puras y aplicadas no
debe entenderse como una frontera rígida entre dos campos opuestos y sin
conexión. Una ciencia es pura solamente en el sentido de que no se ocupa
directamente por encontrar aplicaciones, pero eso no implica que sus logros
puedan disociarse del resto de las inquietudes humanas.
Entre ciencias puras y aplicadas existe una
interrelación dinámica, de tal modo que los adelantos puros nutren y permiten
El desarrollo de las aplicaciones, mientras que éstas someten a prueba y
permiten revisar la actividad y los logros de las ciencias puras, proponiéndoles
también nuevo desafíos.
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