María Santos 100218459
No es común,
en la sociedad dominicana y porque no, en el mundo, olvidarse de personas que
un día dieron todo su trabajo e intelecto en beneficio de una nación. Los
dominicanos tuvimos la oportunidad de apreciar el trabajo y dedicación de uno
de los periodistas más destacados durante la época, conocida como “los 12 años”.
Les hablo de Orlando Martínez Howley,
periodista de izquierda, dominicano y miembro del Partido Comunista, nacido el 23
de septiembre de 1944. Con una trayectoria destacada en el mundo de la comunicación,
fue director de
la revista Ahora y columnista del periódico El Nacional.
Sus labores como periodista se
vieron interrumpidas el 17 de marzo de 1975, cuando fue asesinado a tiros, por
quienes muchos apuntan, a Joaquín Balaguer,ex-presidente al cual se le atribuyen
otras muertes.
La labor de Orlando Martínez dejó
un legado en la sociedad dominicana, aun cuando el hecho no ha sido aclarado,
aunque se hayan encontrado algunos culpables del asesinato. Cosa que llena de
indignación a familiares, amigos, periodistas y personas de toda clase social
de la época y en la actualidad.
Algunos analistas coinciden, que probablemente, el artículo que causó la
muerte de Orlando Martínez, haya sido el titulado ¿Por qué no Balaguer? Donde hace mención de una serie de preguntas
y acusaciones que aunque verdaderas, fue la excusa del asesinato. En dicho
artículo Martínez concluye con lo siguiente:
¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo
asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché
contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara? Y mi recomendación
final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar
actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el
aeropuerto.
¿Por qué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse
en el avión o el barco y desaparece definitivamente de este país junto a todos
los anteriormente mencionados?
Luego de 21 días de publicado este artículo, el corazón de Orlando Martínez
Howley, deja de latir, para convertirse en un hombre de palabra, inmune al
olvido.
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