Ángela Montes de Oca CI-5949
Investigar
en Comunicación no es una obra más, es toda una declaración de intenciones,
todo un programa de actuación para hacer más ancho, profundo e irreversible el
nuevo cauce intelectual y científico emanado de la actividad de nuestras
facultades que están a punto de llegar a la madurez de los cuarenta años” Con estas palabras, Javier Fernández del
Moral destaca la gran aportación que ha supuesto la aparición de este texto
para la comunidad académica al tiempo que pone de relieve la importancia de la
investigación científica en la Comunicación Mediática. Los artífices de este
libro son diez profesores procedentes de seis universidades españolas que han
trabajado coordinados por María Rosa Berganza Conde y José Antonio Ruiz San
Román con el objetivo de elaborar, como bien se indica en el subtítulo de la
obra, una Guía práctica de métodos y técnicas de investigación social en Comunicación.
Ese
objetivo, sin embargo, se echa de menos en el primer capítulo, en el que sus
autores, César González Cantón y José Antonio Ruiz San Román, repasan las
diferentes etapas por las que ha pasado la Teoría del Conocimiento desde Platón
hasta nuestros días. Esta reflexión, no obstante, se justifica porque es
imprescindible comprender la relación entre realidad y conocimiento para poder
fundamentar con rigor la investigación social contemporánea.
De la
investigación en Comunicación y de cómo es posible aplicar el método científico
se ocupan María del Carmen García Galera y María Rosa Berganza Conde, en un
segundo capítulo un poco menos teórico que el anterior.
Mucho más
prácticas son las páginas siguientes, redactadas por Olga del Río y Teresa
Velázquez. En ellas se explica la manera en la que debe planificarse una
investigación en Comunicación, es decir, las fases que se han de seguir desde
la concepción de la idea del estudio hasta la redacción del informe final. Sin
negar su utilidad y su importancia capital dentro del libro, se puede afirmar
que el capítulo adolece de un cierto desequilibrio en el tratamiento de los
contenidos que lo componen, pues hay aspectos que son expuestos con gran
detalle mientras que otros son comentados de forma mucho más superficial.
Especialmente
útil resulta el siguiente capítulo, redactado por María Rosa Berganza Conde y
María del Carmen García Galera. En él se recogen las principales fuentes
estadísticas básicas sobre medición de audiencias de los medios de difusión e inversión
publicitaria, y sobre investigación social y política en España y en el
extranjero, que pueden ser utilizadas como punto de partida para la realización
de investigaciones relacionadas con la Comunicación. Además, se presenta un
listado de bases de datos a través de las cuales es posible acceder a los
contenidos publicados por algunos medios de comunicación durante un determinado
periodo de tiempo. Aunque las autoras no pretenden ser exhaustivas en su
exposición, el resultado es un trabajo muy completo en el que se aportan datos
y ejemplos muy recientes.
Estas
virtudes las comparte el capítulo cinco, dedicado a la aplicación de métodos
estadísticos a la investigación de los medios de difusión y redactado por María
Rosa Berganza Conde. En él se repasan conceptos básicos en Estadística, como el
de variable y sus tipos, y se explican las principales posibilidades que nos
ofrecen las dos ramas de esta ciencia: la descriptiva y la inferencial. En
demasiadas ocasiones, con el objetivo de facilitar la comprensión de los temas
más complejos, la autora remite al lector al capítulo seis, centrado en el
estudio de las herramientas informáticas para el análisis de datos, lo que
puede provocar en éste una relativa incertidumbre, pues es posible que no
termine de entender aquello que se le intenta explicar hasta que no se haya
leído los dos capítulos
De las
herramientas informáticas a las que acabamos de hacer referencia y, en
concreto, de las aplicaciones básicas del programa SPSS, se ocupa María Luisa
Humanes. Sus páginas suponen, a priori, una de las principales aportaciones del
libro, porque no es frecuente encontrar obras que aúnen la explicación de las
técnicas estadísticas con las del programa informático capaz de ponerlas en
práctica y con ejemplos del mundo de la Comunicación. Sin embargo, la lectura
del capítulo defrauda las expectativas puestas en él. La autora no explica cómo
deben interpretarse los datos y tablas que obtenemos tras el análisis
estadístico en SPSS y, en ocasiones, las explicaciones de algunas técnicas
resultan confusas y hasta contradictorias.
Mucho más
claro es el capítulo siete, dedicado a las encuestas y escrito por María
Lourdes Vinuesa. Con un estilo ágil y ameno, la autora repasa los aspectos
principales de esta técnica de investigación y logra un texto muy completo,
aunque con demasiadas notas al pie y referencias a otros colegas y escasos
ejemplos.
José
Javier Sánchez Aranda es el encargado de explicar en qué consiste el análisis
de contenido cuantitativo de los medios de difusión. Este capítulo resulta
interesante, pues escasean los manuales de Comunicación que abordan esta
técnica a pesar de su utilidad, de su sencillez y de las enormes posibilidades
que ofrece. El autor, sin embargo, no aporta recetas mágicas que garanticen el éxito
a la hora de realizar análisis de contenido pues, como bien afirma, la
experiencia y el método ensayo-error resultan, en este caso, fundamentales.
De la
posibilidad de trasladar las técnicas experimentales, tan fecundas en las
ciencias naturales, a las ciencias sociales se ocupa José Antonio Ruiz San
Román en el capítulo nueve. Además de destacar las ventajas de los
experimentos, el autor da voz también a los críticos de esta técnica, lo cual,
unido a la falta de ejemplos variados y, sobre todo, recientes, puede provocar
en el lector ciertas dudas relativas a las posibilidades de aplicación y a la
viabilidad de esta técnica, no sólo en las ciencias sociales en general, sino
en la Comunicación en particular.
Los tres
últimos capítulos han sido elaborados por Roberto de Miguel. En ellos se
abordan tres técnicas de investigación de carácter cualitativo: la entrevista
en profundidad, los grupos de discusión y la observación sistemática y participante.
De manera breve pero bastante completa, el autor expone las principales
características de estas técnicas y los pasos que hay que seguir para
aplicarlas correctamente y sacarles el máximo partido. Como en el caso de los
experimentos, se echan en falta ejemplos recientes y relacionados con el mundo
de la Comunicación, y no porque no existan, ya que existen y son abundantes.
Lo que no
falta al final de ninguno de los capítulos es un listado de referencias
bibliográficas, una autoevaluación y, en ciertos casos, unos prácticos
ejercicios, que serían todavía más útiles si estuvieran acompañados de sus
respectivas soluciones. Aún así, éstas son algunas de las ventajas de esta
obra, a la que hay que sumar una de primer orden y es que por fin se han reunido
en un libro original en castellano las principales técnicas de investigación
empleadas en Comunicación. A pesar de las desventajas que posee toda obra
conjunta, como las inevitables repeticiones o el desequilibrio en el
tratamiento y la calidad entre capítulos, es innegable que estamos ante un
texto fundamental y de gran valor para los alumnos de las facultades de
Comunicación, para sus profesores y para los profesionales de los medios, pues,
como se indica en el capítulo segundo, “es indudable que la puesta en práctica
sistemática de los principios fundamentales del método científico y de sus
formas de validación de resultados podría contribuir de manera muy notable a la
mejora de la calidad de los productos informativos, al aumento de la
credibilidad de los profesionales de la Comunicación Mediática y a la
disminución de las críticas.
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