Amaya Burgos Jiménez 100009200
En la actualidad la incomunicación es
uno de los mayores males que padece nuestra sociedad; sin embargo, es algo que
resulta paradójico, puesto que, a lo largo de los siglos, se ha venido constatando
que la comunicación, y con ella el lenguaje como su modo plenario de expresión,
constituye la herramienta principal que el ser humano posee no sólo para organizar
la sociedad sino también para ganar una posición de dominio en su entorno.
Según Eulalia Hernández la capacidad de comunicación nos es innata a
todas las personas desde el mismo momento en que nacemos y nos acompañará a lo largo
de nuestra vida; sin su poder no podríamos expresar los momentos cruciales que
son los que dan sentido a la vida humana. No obstante, y a pesar de la importancia
que desempeña tanto para nuestro desarrollo profesional como personal, por su
cotidianeidad, no le damos la suficiente importancia y, como consecuencia, no potenciamos
nuestras habilidades comunicativas. Si bien la buena comunicación es importante
en cualquier contexto, existen algunos específicos en que puede llegar a ser
vital; nos referimos concretamente a los diálogos entre médicos y pacientes.
Por su parte Fernández Ortega dice que la comunicación no sólo debe
servir de vehículo para obtener información que el médico necesita en el
cumplimiento de sus funciones, debe emplearse también para que el paciente se
sienta escuchado, para comprender enteramente el significado de su enfermedad y
para que se sienta copartícipe de su atención durante el proceso de salud
enfermedad. En estos tiempos de globalización, la medicina no escapa a tal
fenómeno, por lo que entre otros aspectos, se debe tratar de vincular la
formación del MF con los problemas que demanda la sociedad, de tal forma que se
pueda dotar a este profesionista con un potencial en habilidades comunicativas
que le permitan contender más eficientemente con la problemática que le plantea
su profesión en los escenarios reales, complejos y dinámicos.
De igual forma Fernández Ortega señala
que un razonamiento inicial para estimar
la importancia de la comunicación en la relación médico paciente
.Identifica que uno de los aspectos de
mayor interés para el enfermo es que el médico demuestre estar interesado por
él, que utilice palabras comprensibles, que proporcione información sobre el
tratamiento, transmita tranquilidad, aconseje al paciente pero que le permita
ser él quien decida, que tenga libertad para comentar sus puntos de vista y que
el médico considere su opinión acerca del tratamiento. Tates coincide en que una de las mayores
necesidades del paciente es ser entendido y conocido, esto es: que una de las
mayores cualidades del médico debe ser su conducta afectiva que le permita
reflejar sentimientos, mostrar empatía y preocupación por sus pacientes, y
aunque el autor además señala que una explicación de la falta de estas
cualidades se puede encontrar en la asimetría cultural entre el médico y el
paciente, lo cierto es que, como también señala Fones , las cualidades
humanísticas del médico, parecen ser muy valoradas por los pacientes y la
comunicación como parte de ellas.
República Dominicana no escapa a esa incomunicación
que afecta a los médicos con el paciente y la realidad es esa la mayoría de los
médicos no se preocupan por que el paciente entienda lo que les dijeron
simplemente le dicen y ya, tal es el caso que ocurrió el 9 de abril de este año
2014 en san pedro de Macorís que un
hombre falleció por ingerir liquido de limpiar zapatos luego de que había ido
al hospital por varias dolencias y el médico le sugiriera tomar mucho líquido
para evitar deshidratación, quizás esto no sea culpa del médico pero se debe
crear conciencia para que cosas así no vuelvan a suceder , con esto se deduce
que el médico no debe emplear tecnicismo al hablar con el
paciente si no que debe ser un poco más claro con este.
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